Bruno Bettelheim (n.
Viena, 28 de agosto de 1903 - f. Chicago, 13 de marzo de 1990) fue un
psicoanalista y psicólogo austriaco. Como
judío en Austria, desde 1938 hasta
1939, fue prisionero en los campos de concentración de Dachau y de Buchenwald. Llegó a Estados Unidos en 1939,
donde se naturalizó ciudadano en 1944. Ejerció como profesor de psicología en
la Universidad de Chicago desde 1944 hasta su retiro en 1973.
Obtuvo un título
en filosofía y fue analizado por el psicoanalista Richard Sterba. Fue profesor de Psicología de la
Educación, Pasó gran parte de su vida como director de una sección en la
Universidad de Chicago, que servía de hogar para niños emocionalmente
perturbados. Escribió libros acerca de la psicología normal y anormal de los
niños.
En su libro Psicoanálisis de los
Cuentos de Hadas nos dice….. “A través
de los siglos (si no milenios), al ser repetidos una y otra vez, los cuentos se
han ido refinando y han llegado a transmitir, al mismo tiempo, sentidos
evidentes y ocultos; han llegado a dirigirse simultáneamente a todos los
niveles de la personalidad humana y a expresarse de un modo que alcanza la
mente no educada del niño, así como la del adulto sofisticado. Aplicando el
modelo psicoanalítico de la personalidad humana, los cuentos aportan
importantes mensajes al consciente, preconsciente e inconsciente, sea cual sea
el nivel de funcionamiento de cada uno en aquel instante. Al hacer referencia a
los problemas humanos universales, especialmente aquellos que preocupan a la
mente del niño, estas historias hablan a su pequeño yo en formación y estimulan
su desarrollo, mientras que, al mismo tiempo, liberan al preconsciente y al
inconsciente de sus pulsiones. A medida que las historias se van descifrando,
dan crédito consciente y cuerpo a las pulsiones del ello y muestran los
distintos modos de satisfacerlas, de acuerdo con las exigencias del yo y del super-yo. […]
En
mis esfuerzos por llegar a comprender por qué dichas historias tienen tanto
éxito y enriquecen la vida interna del niño, me di cuenta de que éstas, en un
sentido mucho más profundo que cualquier otro material de lectura, empiezan,
precisamente, allí donde se encuentra el niño, en su ser psicológico y
emocional. Hablan de los fuertes impulsos internos de un modo que el niño puede
comprender inconscientemente, y —sin quitar importancia a las graves luchas
internas que comporta el crecimiento— ofrecen ejemplos de soluciones,
temporales y permanentes, a las dificultades apremiantes.” […]
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