El
destete y psicoanálisis, Melanie Klein
Cuando
el bebé desea el pecho y éste no está es como si lo hubiese perdido para
siempre. Puesto que la concepción del pecho se extiende a la madre, el
sentimiento de haber perdido el pecho lleva al temor de haber perdido a la
madre amada y esto significa no sólo la madre real sino también la madre buena
internalizada. Según mi experiencia, este temor a la pérdida total del objeto
bueno (internalizado y externo), se mezcla con sentimientos de culpa de haberla
destruido (haberla comido) y entonces el bebé siente su pérdida como un castigo
por su horrible acción. De ese modo se asocian a la frustración sentimientos
dolorosos y conflictivos que a su vez convierten una simple frustración en algo
tan punzante. La experiencia del destete refuerza enormemente estos
sentimientos dolorosos y mantiene esos temores. En la medida en que el niño
nunca posee el pecho en forma ininterrumpida y cada tanto experimenta su
pérdida, podríamos decir que en un cierto sentido es constantemente destetado o
está en una situación que lleva al destete. Sin embargo, el momento crucial es
aquel en que la pérdida del pecho o del biberón es total e irrevocable.