Anorexia nerviosa: el cuerpo y los mandatos
sociales-superyóicos,
Sonia Patricia Murguía-Mier*
La anorexia nerviosa o anorexia mental
se ha pensado como una enfermedad del siglo
XXI, que responde al ideal de delgadez que la
sociedad actual propone; en general, se cree
que es un padecimiento de las sociedades
occidentalizadas. Sin embargo, hemos de
señalar que se han encontrado registros de
jóvenes con este padecimiento desde 20 siglos
atrás.
Los factores que favorecen la aparición de
trastornos de la conducta alimentaria actuales,
según diversos estudios, son: el “miedo a la
obesidad y la obsesión por la delgadez, la
ansiedad por los alimentos consumidos, las
prácticas alimentarias restrictivas, así como
la presión social sobre la imagen corporal”
(Meléndez, Cañéz,
& Frías, 2010). Otros
investigadores reiteran estos factores y
agregan la baja autoestima, la insatisfacción
corporal, un ambiente estresante, distorsión
cognitiva y pensamientos obsesivos, ligado
ello a predisposición genética y a variables de
personalidad como el perfeccionismo, el miedo
a madurar y la disociación (Polivy & Herman,
2002, Toro, 2003). Jacobi, Zwaan, Hayward,
Kraemer y Stewart (2004) consideran que los
factores de riesgo que comparten la anorexia
y la bulimia nerviosas, y el trastorno por
atracón, son: género, grupo étnico, problemas
alimentarios y gastrointestinales en la infancia,
preocupación por el peso y la imagen,
autoevaluación negativa, abuso sexual, y
otras experiencias adversas y morbilidades
psiquiátricas.
Muchos otros estudiosos consideramos que
la anorexia es “un escape de agitación interna y
una maniobra defensiva contra los sentimientos
de fracaso y de fragmentación interna, más que
la expresión deliberada de un deseo de llegar a
ser más popular, bella y deseable”1
(Bemporad,
Hoffman & Herzog, 1989, p. 89). Es una fanática
prohibición o una esterilización nirvánica en
un imposible de llenar. La anorexia es también
una estrategia particular para evitar la ansiedad,
circunstancia en donde la joven con anorexia no
demanda nada y lo rechaza todo, creando una
apatía que subvierte el carácter estructural de la
ansiedad (Recalcati, 2011).
http://revistaumanizales.cinde.org.co/index.php/Revista-Latinoamericana/article/viewFile/1977/594
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