El
primer año de vida del niño
El niño,
durante el primer año de vida se esfuerza en sobrevivir y en elaborar formas de
adaptación al medio. Todo aquello de lo que carece de pequeño, lo proporciona
la madre quien atiende de manera complementaria todas sus necesidades, y el
resultado de este cuidado y esta relación es una diada, principal herramienta
para la supervivencia y la adaptación al medio.
Enfatiza la necesidad de determinar
y definir aquello por lo cual la relación se hace posible: objeto
libidinal, al
que Freud se refirió como “El objeto de un instinto, es aquello en relación a
lo cual o a través de lo cuál el instinto es capaz de lograr su finalidad...”
(1915, citado en Spitz, pág. 24).
El objeto
libidinal no permanece en las mismas coordenadas de tiempo y espacio, sino que
es cambiante, no es nunca constante ni idéntico a sí mismo. La característica
principal que lo hace ser tan importante consiste en que puede ser descrito en
términos de estructura y dirección de los impulsos instintivos que van hacia
él. Las relaciones de objeto son entre sujeto y objeto. Neonato, quien se haya
(durante los primeros meses de vida) en un estado de indiferenciación por lo
que no existe en él el funcionamiento psíquico esperado en todo ser humano.
Esta idea desemboca en que el neonato es incapaz de definir al objeto y mucho
menos establecer una relación de objeto con el mismo. Ambas cosas lograrán un
desarrollo progresivo, en el transcurso del primer año de vida. Es por esto que
SPITZ, distingue tres etapas para este
desarrollo:
La etapa sin objeto (etapa preobjetal o anobjetal)
El precursor del objeto
El establecimiento del objeto
libidinal
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